La apariencia de que es una profesión sin barreras de entrada, fácil y sin inversión, va a frustrar al 99,9% de los aspirantes, posiblemente, en su primera incursión empresarial.

He tenido la suerte de conocer a algunas y algunos de estos profesionales mientras trataba de ayudarlos y sin duda, su éxito no es el resultado de un golpe de suerte. Este colectivo dobla el lomo más de lo que la audiencia se imagina. Son personas con talento, perseverancia, conocimiento multidisciplinar, y una capacidad innata para conectar con su público y mantenerlo.

Escribo estas líneas desde el más profundo y sentido reconocimiento por lo que aportan a la sociedad, y desde la mas absoluta admiración. Es un alivio descubrir que aún no estamos totalmente perdidos, que una generación con talento esta de camino, que son inteligentes, y que con buena voluntad y realismo, pueden inspirar a la siguiente generación.

Esta admiración contrasta con los riesgos inherentes de hacer creer a varias generaciones que ellos también pueden tener un Lambo, una casa de 600 m2, viajes pagados y conocer futbolistas.

El otro día un chico de 34 años, supuestamente de «éxito» en la vida, dio una charla en la clase de mi hijo. Resumen: «El año pasado gané 1,4 Millones de Euros». Esto es muy peligroso…

Es mucho mas útil decir que ser emprendedor es muy bonito, pero que hay que estar preparado para fracasar, explicarles como superarlo,  como no meter todos los huevos en el mismo cesto, y como montarte un plan B para cuando decidas que no puedes seguir intentándolo, y antes de intentarlo, saber esto:

No todos pueden ser Messi.

 Esta profesión, llamada a desplazar a la televisión, requiere de las mismas habilidades que hasta ahora habíamos visto en la pantalla de nuestros salones. No es verdad que cualquiera pueda ser comunicador, hay barreras de entrada enormes, y la primera es el talento.

«Los streamers van a enterrar a la televisión, pero incluso, hasta para meter algo muerto y obsoleto en un agujero, cubrirlo de tierra, y poner un cartel con la frase «os pasó lo mismo que al CD-ROM», hay que tener talento.»

No podemos pretender que cualquiera que se ponga delante de una cámara tenga la habilidad de retener a un espectador, incluso con la formación adecuada, puede que no lo consiga. Ellos pelean por la audiencia con razones de peso, no contra 3 o 4 canales por la franja de prime time, como ocurre en la televisión, ellos se pelean con decenas de compañeros que crean multitud de diferentes contenidos.

Decidle a vuestros hijos que este tipo de profesional digital tiene que hacer los mismos esfuerzos y renuncias personales que cualquier emprendedor,  tener una resistencia mental y económica especial, y que la apariencia de que es una profesión sin barreras de entrada, fácil y sin inversión, va a frustrar al 99,9% de los aspirantes, posiblemente, en su primera incursión empresarial.

Saber de todo

 Un influencer o Streamer se lo guisa y se lo come él solo. Se guioniza a si mismo, produce, realiza, monta y promociona todos sus contenidos. No es solamente una cara bonita o una dialéctica atractiva, es un profesional que sabe casi de todo. Aquí no vale eso de «aprendiz de todo, maestro de nada», son unos fieras, y no les ha quedado otra que aprenderlo por si mismos.

«El influencer es la representación viva de lo que el mercado laboral reclama, personas con múltiples habilidades conectadas, ahora lo llaman skills.»

Saben montar un PC, configuran iluminación, mezclan audio, cromas, interiores y conexiones a la red. Crean contenidos, emiten en directo y en diferido, en varios canales, con hasta 4 cámaras, incluso emiten eventos deportivos. Buscan y consiguen sponsorización, trabajan con marcas, compran derechos, gestionan contratos, están asesorados legalmente. Los influencers se cuidan, tienen un aspecto adecuado, marcan tendencia e innovan.

Mantener la Audiencia

 Un influencer está en modo «capítulo piloto» todos los días. Hay tanta competencia que no pueden permitirse fallar y aburrir a nadie. Para conseguirlo recurren a la organización, no les ha quedado otra.

La mayoría tienen una agenda planificada de varios meses que responde a varios objetivos: mantener la audiencia, hacerla crecer, diversificar sus contenidos, crear sinergias con otros creadores y promocionar productos.

 Juegan con ventaja, viven en un mundo global donde cualquiera que hable español, en el caso de nuestros creadores, es audiencia potencial. Hay tanta audiencia que no pasa nada si seguidores se trasvasan de un lado a otro, al día siguiente un nuevo consumidor en Chile, Perú o Argentina, descubre Youtube o Twitch con 8 o 9 años y rellena un nuevo hueco de audiencia.

«Nuestros Influencers y Streamers lo tienen todo a favor, lo van a petar durante décadas»

Defenderse y resistir

Trabajar en la red es sinónimo de ser atacado. Eso incluye soportar, al menos, injurias, calumnias, amenazas, violaciones de propiedad intelectual, suplantaciones de identidad, revelación de datos personales, intromisiones en la intimidad y acoso.

No todos los creadores son capaces de soportarlo, cada año se reportan suicidios de profesionales, sobretodo de las redes de Instagram y Tiktok, donde la actividad es frenética y genera cuadros de ansiedad y depresión, que anabolizados por el acoso y la persecución, terminan de forma trágica.

De nuevo, uno de los principales pilares que mantienen la actividad en las redes sociales, los creadores de contenidos, son el eslabón más débil del sistema.

Proveedores de servicios como Instagram, Youtube, Twitter o Tiktok, consiguen segmentar su tráfico, aumentar su valor publicitario, su valor bursátil, en gran parte gracias a los influencers, por su capacidad de atracción y mantenimiento de usuarios en sus redes, sin embargo, no los consideran socios, y no los cuidan como activos valiosos.

Gestionarse empresarialmente

El influencer pertenece a una raza empresarial conocida en nuestro país: el autónomo. Su condición jurídica es compleja, injusta y muchas veces mal gestionada.

Necesitan servicios de todo tipo, muchos de ellos externos, pero no hay demasiados profesionales que se adapten a su estilo y tiempo. Deben de sentirse como NEO en Matrix, viendo al resto del mundo como a cámara lenta, todos van despaaaaaacio…

Y es que ningún profesional que pudiera darle servicio o ayudarles es capaz de seguir su ritmo y atender sus necesidades en tiempo real. Ellos piensan rápido y actúan rápido, no dejan una buena idea o un problema para mañana, se lo quitan de encima hoy.

Trabajar en Equipo

Otra  particularidad, más allá de las escenificaciones teatrales de conflictos entre unos y otros, es la capacidad para aunar las audiencias de cada uno de ellos, en eventos conjuntos, y generar tendencia. Esta habilidad nace del más estricto sentido de la sinergia y la colaboración. Consiguen crear alianzas que el entretenimiento tradicional ni se plantea. Tanto es así, que otros influencers no digitales, celebrities o personajes reconocibles, se sienten atraídos por el enorme alcance que generan.

El mundo influencer les permite a estos actores conocidos sumarse, participar. ¿Quién de nosotros hubiera apostado que Gerard Piqué estaría haciendo negocios con Ibai llanos?. No es que ahora este colectivo de raros, gamers y diferentes esté en el centro de la conversación digital, es que la mayoría de la audiencia que los consume son raros, gamers y diferentes, y les representan.

Respetar, reconocer y compartir el talento de los demás

Se trata de una comunidad única, donde todos los creadores de contenidos se respetan. Se reparten premios, boxean entre ellos, inventan mundiales de globos, y por lo que dicen, van a resucitar el Grand Prix de Ramón García. Han construido ellos solitos un universo audiovisual a medida para su audiencia, y puedes verlos cuando quieras y donde quieras.

Entrevistan a personalidades, a futbolistas, a periodistas, entrevistan a todo lo que se mueve, y quien necesita un empujón de alcance y visibilidad, lo acepta como una acción de Marketing.

Evitar lodazales y pantanos

Hay terrenos donde el influencer no debe meterse, aún. No debería hablar de política, no debería hablar de religión, ni de violencia machista o terrorismo. No debería hablar de temas ideológicos, no debería hablar de justicia, pero, ¿qué ocurrirá cuando este colectivo organizado se ponga de acuerdo para orientar la opinión pública?

Ese es uno de los motivos por los que han recibido un ataque preventivo recientemente, de grandes empresas tenedoras de medios de comunicación convencionales. Esos medios ya sospechan, hace tiempo, que la influencia que ostentan en la opinión pública se evapora, y crearon de la nada el personaje del antipatriota. 

Ha sido por el asunto de las migraciones a Andorra, una traición que el colectivo seguramente no va a perdonarle a los medios y periodistas más incendiarios y demagogos. El influencer es paciente, hizo suyo aquello de «Señor, dame paciencia y a lo de 4 letras, resistencia», pero la paciencia también se acaba.

Yo dejaría a tantísimo talento, tanta diversión y tanta dopamina gratis, un espacio y tiempo donde puedan seguir generando contenidos, riqueza, puestos de trabajo, y por supuesto, marca España, por que si, los mejores están en casa, así que, por favor,  un poquito de RESPECT.